Qué fecha, a qué hora, nace un amor es algo difícil de precisar. ¿Nace la primera vez que vemos a la persona amada? ¿O la primera vez que, al buscarle los ojos, nos encontramos correspondidos con la misma mirada, esa que no pretende ver sino entrar a través de las pupilas? ¿Nace la primera vez que pronunciamos su nombre como si invocáramos todo el universo? ¿Nace cuando se dice, cuando se reconoce? ¿Nace y crece tan poco a poco que no se sabe cuándo nació? Nadie registra, cronómetro en mano, la fecha de nacimiento de un amor. Pero todo el mundo necesita un número rodeado con rotulador rojo en el calendario.

sábado, 18 de febrero de 2012

Echar de menos es emborrachar mis sentidos para perder la noción de tus pasos tan lejos de mí­… ansias y euforias revueltas en el estómago por empachos pasados… Echar de menos es contemplar en el espejo todas las llaves que cuelgan de mi cuello… Cerrar los ojos, abrir los poros, sentir en mi piel…
Echar de menos es sudar en tus manos sin vértigo, manchar de recuerdos, soñarte despierta… tus ojos, volverte a mirar… tenerte, volverte a tocar… tus manos, tu forma de andar… tus miedos a ningún lugar… Echar de menos es querer quedarme en tu pelo enredada, atarme a tu cuerpo, quedarme a tu lado…
Echar de menos es un cuento,
donde tu personaje y el mí­o
me los invento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario