Qué fecha, a qué hora, nace un amor es algo difícil de precisar. ¿Nace la primera vez que vemos a la persona amada? ¿O la primera vez que, al buscarle los ojos, nos encontramos correspondidos con la misma mirada, esa que no pretende ver sino entrar a través de las pupilas? ¿Nace la primera vez que pronunciamos su nombre como si invocáramos todo el universo? ¿Nace cuando se dice, cuando se reconoce? ¿Nace y crece tan poco a poco que no se sabe cuándo nació? Nadie registra, cronómetro en mano, la fecha de nacimiento de un amor. Pero todo el mundo necesita un número rodeado con rotulador rojo en el calendario.

sábado, 18 de febrero de 2012

Echar de menos


Echar de menos
es sentir el alma disolviéndose en el aire.
Es abrir los ojos y de golpe no ver nada.
Estirar las manos hasta el cielo y no tocar.

Echar de menos
es quemarse la razón con los recuerdos.
Sonreír de pronto sin tener ningún motivo
o llorar como una niña en el silencio.

Morir un poco cada día, y sin embargo
seguir viviendo, alimentándose del tiempo.
Es no encontrar hogar en ningún sitio.

Echar de menos
es coger con la ilusión cientos de aviones.
Saber que se te espera en mil lugares.
Querer vivir, tal vez, doscientas vidas.

Echar de menos
es despertarse, y no querer abrir los ojos.
Es guardar tu voz bajo llave.

Es mirar hacia atrás, y estar tan cerca...
que me duele de pronto acostumbrarme.
-No saber dónde vas, qué estás haciendo...-

Es dudar que nadie pueda ya entenderme.
Pasar horas mirando la bandera
de un tiempo que hace poco
fue tan nuestro,
tan nuestro que al final, echar de menos...


...es seguir caminando sin ti
como un tren entre la niebla
cuando todo el mundo duerme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario